Crato, el pirata
-“Qué haces, Juan?”
La pequeña Eva asomó la cabeza por la puerta de la habitación, donde Juan, de pie frente a la ventana, recitaba un poema.
-“Estoy aprendiendo una historia para la profe.”
-“Me la cuentas?”
-“Claro!”
Eva se sentó sobre la cama, dando palmadas de alegría, mientras Juan buscaba en uno de los cajones de la mesa un dibujo que había hecho esa misma mañana en el colegio.
La historia es de piratas, -comenzó-, de esos que llevan parches, y patas de madera, que tienen un loro sobre el hombro, y que buscan muchos tesoros, para esconderlos. Además tienen muchos barcos, y son como los dueños del mar.
-“Hala!”
El pirata de la historia era muy malo, muy malo, muy malo, y muy gordo, muy gordo. Vestía ropas lujosas, llevaba al cuello una cadena de oro con una cruz de diamantes y lucía un sombrero ancho con una pluma roja. De su cinturón, colgaba una espada muy grande. Había asustado a mucha gente, y les había robado muchas joyas, de muchos colores. También se había enfrentado a otros piratas, que le habían tenido que dar sus barcos, como recompensa.
Sabes? Un día, que había conseguido un buen botín, llegó a una isla enorme, con mucha arena amarilla en las playas, y muchas palmeras, con cocos, y monos, y más loros, y se le ocurrió hacer un castillo.
Era un castillo muy grande, con muchas puertas y ventanas, con torres, desde donde podía ver todo el mar que rodeaba la isla, y así, cuando veía que un barco de los grandes, pasaba por allí, ordenaba a sus amigos piratas, que lo robaran, para conseguir más tesoros.
Luego, se divertía escondiendo sus tesoros debajo de la arena, y dibujaba unos planos, con una gran cruz, para jugar, cuando estaba aburrido, y no pasaba ningún barco, a la búsqueda de tesoros.
Pero, Crato, -el nombre del pirata era un tramposo, y claro, como él había escondido los tesoros, siempre sabía donde buscar.
Aparte del castillo, también hizo construir muchos barcos, para sus amigos los piratas de la isla, para que le buscaran su mayor tesoro.
-"Y cuál es, Juan?"
-"Escucha."
El pirata Crato, que era muy malo, muy malo, y muy gordo, muy gordo tenía un sueño. Cuando era pequeño, su mamá le daba caramelos, de esos que tanto nos gustan, Eva, y él se pasaba todas las tardes, mirando sus caramelos, ordenándolos por colores, y luego se los comía, chupándolos muy despacio, porque sino se gastaban.
Pero cuando se hizo mayor, su mamá ya no le dio caramelos, y él no sabía donde encontrarlos. Así que se hizo pirata, para poder tener tesoros y comprarse caramelos.
Cuando construyó todos los barcos, y tuvo muchos cofres con monedas de oro, les dijo a sus amigos piratas, que le buscaran caramelos, que él les daría muchas monedas de oro, si le traían sus caramelos favoritos.
-“Jou, jou, -decía con una voz grave y profunda-, quiero que me traigáis caramelos, muuuchos caramelos y de muuuchos colores.
Muchos piratas salieron de la isla, en los grandes barcos con velas blancas, y bandera negra que habían construido. Eran piratas muy grandes y fuertes, tenían los ojos brillantes, y cara de enfadados, que querían ser recompensados con las monedas de oro, que Crato les había prometido.
Pero entonces, nosotros llegamos a esa isla.
-“En delfín?”
-“Vale!”
Estuvimos trepando a los árboles, y jugamos con los monos, y un loro de color rojo y blanco nos estuvo siguiendo, diciendo “aaarrrhhh, aaarrrhhh, niños, aaarrrhhh, aaarrrhhh, caramelos.”
Y nos encontramos con Crato, el pirata malo y gordo, que nos miró con cara alterada, y nos dijo que le diéramos los caramelos que teníamos. Tú le dijiste que no, que eran tuyos, y que su mamá le comprara a él otros. Pero entonces, se enfadó mucho, y le comenzó a salir mucho humo por la cabeza, y le dijo al loro de color rojo y blanco que fuera a buscar a los otros piratas, que él quería tus caramelos.
Y entonces, yo saqué mi espada, para defenderte, y que no te quitara los caramelos, y los asusté a todos, y nos fuimos corriendo otra vez hacia la playa, y saltamos al agua, y llamamos a los delfines, para que nos llevaran a nuestra playa.
Juan, que haces con ese papel sobre la cabeza? Y que haces tumbado en el suelo? Y porque has deshecho la cama? Que hace el edredón encima de la mesa? Juan, ordena tu habitación ya mismo, y baja a cenar. Que ya eres mayor para jugar a piratas.
Juan se quitó el sombrero de papel de su cabeza, mientras le susurraba a Eva que no dijera nada, que su mamá estaba muy enfadada, y que otro día, le contaría la historia de una princesa, que era como ella, y que siempre sonreía.
1 Comments:
Crato, el pirata que comía caramelos.
:D
muack.. muchos besos.
ahhh que bien se respiran tus letras.
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