jeudi, février 23, 2006

Las mareas de un mar enamorado


Había tenido un día duro. Desde las siete de la mañana, que había salido de su casa, no había podido descansar ni un solo instante. A las diez de la noche, y con una bandeja plateada con comida sobre la mesa de la biblioteca, que le había traído ella con todo el mimo posible, se sentó, y esperó a que ella tomara asiento delante de ella.

¿Me cuentas una historia sobre el mar?
-“¿Sobre el porqué de su color? ¿Sobre como se refleja la luna llena en las aguas profundas del océano? ¿Sobre porque tantos y tantos escritores le han dedicado páginas enteras de sus libros? ¿Sobre que tiene de especial el mar? ¿Sobre la atracción de las gaviotas y delfines? ¿O quieres la historia de la Atlántida?
-“Lo que quieras, necesito escuchar el susurro de sus aguas, y oler su salinidad y humedad, que aportan las mareas.

-“Te voy a contar el porqué de las mareas, y su correspondiente historia, siéntate bien en la silla Juan, y presta atención.

Seguramente, muchas de las veces que bajas a la playa, la ves cambiada, sea de noche o de día. Hay momentos en los que el agua llega hasta casi las palmeras, y otras, que parece que las piedras de protección, allá a lo lejos estén aquí cerca.
Se trata de un efecto producido por la atracción gravitatoria de la Luna y del Sol sobre el agua y la Tierra. Este ciclo se repite cada 12 y 24 horas. Y hasta aquí la teoría, no voy a explicarte la ley de la Gravedad, descrita por Newton, ni voy a marearte con las rotaciones de la luna. Pero lo que sí voy a hacer es explicarte la parte romántica de esta historia.

Hace tiempo, mucho tiempo, el mar estaba enamorado de una isla.
Sus olas la bañaban desde el amanecer. Le traían hermosos delfines, que jugaban delante de la orilla, en alegre sintonía, y miles de gaviotas, que surcaban el aire llenándolo de sonidos agudos y cantarines.
Le acercaba la brisa marina, dulce y salada al mismo tiempo, y enviaba a los cangrejos a que le hicieran cosquillas en la suave arena de las playas.

Pasaba todo el día con ella, y cada vez, el mar se quedaba más y más prendado de la belleza y ternura de la isleta.

La isla, a cambio, le contaba las historias que se sucedían en su interior, de las aventuras de los ríos que cruzaban de parte a parte su territorio, y que, encantados con lo que contaba la isla acerca del mar, se acercaban a él, para conocer directamente el agua salada.

El mar bañaba día a día las costas de la isla, se iba acercando más y más a su interior, a su corazón, a sus sentimientos.
Y, así, poco a poco el mar se iba tragando parte de la isla, sin que ninguno de los dos se diera cuenta.

Cada día, un centímetro más, y otro, el mar se acercaba a la isla, comiéndose la arena, las palmeras, las rocas. No se daba cuenta, sólo sabía que estaba más cerca de conocer el secreto de la isla, de su querida isla. Ya no era amor lo que sentía por la isla, sino atracción hacia lo desconocido, y obsesión por descubrir esas historias personalmente.

Un día, cuando la isla se dio cuenta de lo que pasaba, ya era demasiado tarde, el amor que el mar tenía por aquella isla, así como por conocer su verdadero interior, había sido el causante de que, dentro de un momento, la isla terminara siendo engullida por el mar.

Y sí, el mar terminó por hundir la isla, todo lo que habitaba en la superficie se fue, la arena, arrastrada durante años por el mar, había terminado en el fondo del mar, y la isla, por completo inundada, lloró su tristeza, confundiéndose con el lecho marino.

A partir de entonces, la luna, testigo de lo que había ocurrido entre el mar y la isla, decidió que nunca más otra isla terminaría bajo las saladas aguas del mar.
Y de esta suerte, la leyenda cuenta que la luna ejerce su poder con el mar, para darle la oportunidad de conocer las islas, y la tierra de interior, pero sólo durante unas pocas horas al día, y otras pocas durante la noche.

-"Y tú, preciosa, eres mi luna, la isla a la que arribo cuando necesito descansar, mi tesoro encantado."

2 Comments:

Blogger soledad said...

es.. precioso el relato.

me encanta la última frase de él.

besos

12:58 PM  
Blogger dragonfly said...

El otro día, rebuscando en mis fotos, encontré una que me hicieron haca mucho tiempo junto al mar, en una escuela de vela.
Besines.

8:50 AM  

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