Barquitos de papel
Aquella mañana, al despertar, recordó su sueño con todo detalle, y se dispuso a cumplirlo. Todavía guardaba dentro de él a ese niño interior, que tantas personas le habían negado que poseía, pero hoy, era el día de demostrar que los locos también viven.
Se preparó para ir a trabajar, se tomó un buen desayuno, preparó los papeles en su maletín, cogió su reloj sumergible, y con una amplia sonrisa, abandonó la casa.
De camino al trabajo, se encontró con la fuente, la que iba a ser la testigo de su hazaña, o quizás locura. La saludó con un guiño simpático,
-“Luego nos vemos.”
y continuó el camino.En el trabajo todo igual, mismas caras, mismos papeleos, mismos problemas. Iba a ser un día rutinario, así que en un momento de descuido, se acercó a la fotocopiadora, cogió una hoja de papel, la dobló en cuatro, la escondió en el bolsillo de su chaqueta, y se fue a tomar el almuerzo.
Se acercó a la fuente, y se sentó en el borde, se quitó la chaqueta, se remangó los pantalones, y cogió la hoja de papel, hizo un par de pliegos, y voilá! Ya tenía un barquito de papel.
Lo puso en el agua del estanque, metió el brazo en el agua, hasta el codo, y comenzó a agitar el agua, simulando el oleaje marino. El barco comenzó a moverse, a girar sobre si mismo, y a acercarse al remolino que había creado con la fuerza de su brazo.
El barco se precipitaba hacia el remolino que, mojado por sus lados, comenzaba a hundirse poco a poco.
El niño interior se estaba divirtiendo de lo lindo, recordaba que en su sueño había conseguido atraer a gente, y que cada uno había llevado un barquito de papel, como el suyo, pero de momento, sólo pasaba algún curioso que se le quedaba mirando con cara extrañada.
En cuanto el barquito de papel terminó de hundirse, él recuperó las formas, se volvió a poner la chaqueta, se puso bien los pantalones, y volvió a la oficina, como si no hubiera ocurrido nada.Pero... Decidió que volvería a hacerlo al día siguiente, y al siguiente, hasta que alguien lo acompañara en su particular búsqueda de la felicidad, y llenara la fuente de barquitos de papel, como en el sueño de su niño interior.
P.S: Escrito y publicado por primera vez en galatea.blogia.com el 22 de junio de 2004.
Libellés : ciudad del viento, galatea, historias, juan maeztu, loco
2 Comments:
Ainsss! que bonito!
El niño que todos llevamos dentro, que se ilusiona, que contenpla el mundo con los ojos abiertos como platos
te dejo un regalo en forma de canción. La he descubierto esta mañana y la letra me recuerda a tu ciudad del viento
Mil gracias!
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