mercredi, juin 13, 2007

El castigo de Perseo



Terrible castigo me ha traído el intentar admirar la luz de tu luna, puesto que ahora soy un nuevo Perseo y bajo tu encanto he caído fosilizándome. Al volverse mármol mi piel, me he transformado en estatua eternamente inmóvil, preso para siempre entre tu cintura y tu cadera.

Admirador de tu luna vivo en ecos de un anhelo, rogando otra mirada tuya para volver a vivir, caminar otra vez y sentir sobre la fría arena las acogedoras olas, aspirar de nuevo tu aroma, desplegar mis alas y remontar el vuelo mientras evoco en la lejanía las dos lunas que viven en esta playa para después besarte, hasta que entregues a mi mundo la luna que te llevaste.


P.S: Escrito y publicado por primera vez en galatea.blogia.com el 27 de abril de 2005.

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lundi, juin 04, 2007

Dulces palabras

Dejó escapar algunas palabras en la orilla, las que consideraba que había escuchado en demasía, otras, en cambio, las guardaba en sus bolsillos, eran palabras demasiado importantes, y quería seguir reservándolas para la ocasión que realmente las mereciera. Así, evitaría mancillarlas con ninguna tontería, y no perderían su valor.

Poco a poco, a medida que las olas se llevaban algunas de sus palabras, él se iba convirtiendo en un mudo selecto. Moderado en frases, tantas veces repetidas, sobrio en palabras comunes, que sólo llevaban a confusión... Entendía que de esa manera, ensalzaba gran parte del vocabulario adquirido. Más tarde, extendió el silencioso criterio a palabras groseras y ofensivas, palabras malsonantes que eran impropias a sus pensamientos de rigurosidad alfabética.

Comenzó a olvidar como se escribían, a arrinconar los sonidos que producían al salir de las cuerdas vocales, a no sentir ninguna de todas aquellas dulces palabras, que un buen día, decidió mantener guardadas, en vistas a usarlas en un mejor momento. Las clasificó por orden alfabético, les ataba un elástico justo en el centro, y tras encerrarlas en una bolsita, las dejaba descansar en una caja.

Y un tiempo después, regresó al tiempo de los amores, de los bellos momentos, y acudió a desempolvar con rapidez todas sus celosas palabras. Encontró las que necesitaba, pero algunas estaban tan envejecidas que al contacto con sus manos, se deshicieron en un fino polvo, otras, en cambio, no permitieron ser pronunciadas..


P.S: Escrito y publicado por primera vez en galatea.blogia.com el 29 de abril de 2005.

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Dulce agonía

La miró de reojo.

En su último aliento, todavía sentía la dulce fragancia de sus palabras.
Aunque solamente fueran los últimos alientos de su desesperación.
Se mostraba disperso.
Se terminaba el delirio, la vida se destruyó, el destino no contó con él.
Sus manos abandonaron su rostro, y fueron desvaneciéndose hacia la nada.
Sus ojos, alojados en la esperanza, perdieron su brillo.
Quiso vomitar un sueño.

Y construir su vida entorno a él.
Dibujar algodones en el cielo, y escucharla reír.
La realidad se iba desdibujando.
El segundero era implacable.
Su fuerte abrazo no consiguió retenerla.
No quería que se fuera.
Pero fue inútil, ella se había marchado.
Y dentro de la urna transparente donde encerró sus besos, sólo quedaba una almohada.
Su niña de los cabellos de cristal se había marchado.

Aferrado a ella, murió una ilusión.
P.S: Escrito y publicado por primera vez en galatea.blogia.com el 20 de abril de 2005.

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